Corrían las ocho de la tarde y la peña ya empezaba a congregarse frente a la puerta de la sala Heineken. Iban a abrir las puertas y la mayoría de personas habían comprado su entrada por internet, por lo que había que recogerlas in situ. Una pena, ya que la entrada oficial, la guapa, la bonita, la que se guarda en la cartera o en el corcho, solamente eran para los que la pillasen en puerta, es decir, que la entrada guapa, la bonita…costaba cuatro euros. Pero bueno, todo da igual cuando ya estas dentro para un concierto y un stand en la entrada disponía de pegatinas de Dub Inc. gratis para todo (y demás merchandising).
Los teloneros para la ocasión, los madrileños Gregtown, salieron a escena para dar su show a medida que la sala se llenaba. Gente por arriba, por abajo, los ritmos se sucedían y los dread empezaban a tambalearse alrededor de sus portadores. Con Pipo a la cabeza y sus delay’s vocales, la puesta en escena de Gregtown fue muy amena e incluso para muchos, un poco corta tal vez. Serán cosas de la sala y que detrás venían los franceses Dub Inc. Pero podrían haberlos dejado tocar un rato más…el rato ese que se queda el escenario vacío y la sala llena de bullicio con una mixtape de un cd de no se sabe dónde.
Al fin y al cabo, sin hacer esperar demasiado a los reggae oyentes Madrid (y alrededores), la banda y el dúo vocal que componían Dub Inc. salen al escenario. Con esa voz tan gutural, tan desgarradora, tan terrorífica a veces y tan Dub en otras, y con esa otra tan melódica y fluida, tan lejana, tan étnica y tan cálida…la sala se reverberó. Un millar de dedos se alzaban al aire, la sala botaba, ni siquiera había apenas pies en el suelo. Un concierto, que sin legar a ser Dancehall como tal (excepto el último tema a ritmo de bombo, bombo y caja), fue muy movido y animado. Resultó ser mucho más cercano y más compenetrado entre los artistas y el público que el concierto que dieron el en Rototom hace unos meses. Tal vez, el techo, las paredes que nos recogían a todos en un foso frete al escenario y claro, este que no era mucho más grande que un saloncito de casa, hicieron que cada uno se sintiese como si le estuviesen cantando a uno mismo. Calientes y juntos, bailamos a la izquierda, bailamos a la derecha, competimos haber quien gritaba más, reímos y bailamos un poco más todavía.
Como conclusión, una muy buena y agradable noche que no había hecho más que empezar. A la salida de la sala, los flyers volaban: Benny Page en la Heineken, BlueSkank y Chalice Sound en el Siroco y la inauguración del nuevo garito de reggae Bam Bam. La noche estaba servida y muchas gracias a Gregtown y Dub Inc por esa cena tan rica para tantos melómanos.
*Fotografía: Patricia Sanz
lunes, 24 de octubre de 2011
Dub Inc., una visita cercana y movidita.
13:12
Green Love Magazine
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