Tras la falta y ausencia de cables, el tráfico, las idas y venidas, las pruebas de sonido apresuradas y una puesta a punto del estómago y los sentidos, el concierto ya podía comenzar. Como suele pasar en estos eventos, estaba programado para las 23h aunque en realidad empezasen media hora larga más tarde. De hecho mejor, así nos daba tiempo a los demás oyentes para ponernos a punto también y que la sala se llenase un poco más con los retrasados. Al principio, sólo durante los primeros temas, se creó una línea invisible delante del pequeño escenario de la sala, esa burbuja de ausencia que separa a los artistas del público. ¿Vergüenza? ¿Qué desde un poco más alejados se ve mejor que pegados? Da igual, porque ese hueco se rellenó al fin y al cabo, creo yo gracias al cantante Marc. Este cántabro que canta como los ángeles, llegando a notas muy altas sin fallar, da su espectáculo mirando a los ojos de la gente. El baila, toca un par de notas, da un par de tonos con su garganta, te mira a los ojos y ya está el hechizo realizado…todo el mundo moviéndose, sabe conectar con el público. Y es que los Tasty Grooves aquella noche hicieron lo que mejor saben hacer, un concierto cercano, en un escenario que no subía más de dos palmos del suelo y todo el mundo apretadito, mirándonos a las caras, imposible como mínimo, dejar de mover el pie o la cabeza al ritmo que marcaban.
Así pues, arrancan las primeras notas musicales en clave instrumental prácticamente, con una intro que seguía con “Theme From Hong Kong” el cual encaje perfectamente con “Cuchitela”. El concierto prosiguió con soltura, intercalando temas propios con versiones de temas de otros artistas en clave de reggae-soul, como a Carl Douglas y su “Kung Fu Fighting”, a Delroy Wilson y su “Better must come” o Curtis Mayfield y su “Pusherman”. Es curioso como en el tema “Drive my car”, que a simple
Y un par de canciones antes de finalizar el concierto, Marc, hace un brindis, agradece a todos la presencia, a la sala la oportunidad…y sobre todo, como ya hemos dicho, mira a los ojos de su público, brinda con ellos, con la gente que le rodea. Hace sentir en ese momento, que el concierto ya ha merecido la pena, hasta ruboriza. Ya viene la traca final: “Better than nothing”, el otro temazo que se publica en el single junto con el Ken Boothe. Alli, en la sala Barco, todos juntos y casi en familia, damos los últimos pasos sobre la pista. “¿Queréis más?” se escucha por el micro. “SIIIII”, resuena por la sala. Y final apoteósico. Se apagan las luces. Aplausos…aplausos…y más aplausos. Ya había pasado más de una hora desde que empezó todo.
En los cuatro conciertos que llevo de los Tasty Grooves, ninguno ha sido igual, ya fuese por que
0 comentarios:
Publicar un comentario